Supongamos que siguiendo las recomendaciones de este blog has concretado y definido tus objetivos, has establecido un plan para llegar a ellos, e incluso te has puesto en marcha para su consecución. Y han pasado las semanas, quizás los meses y un día te levantas y te das cuenta de que apenas has avanzado, de que sigues casi igual de lejos de tus objetivos, de tus sueños, que el primer día. Ese día llega. Lo repito: ese día va a llegar, cuenta con él, espérale y estate preparado para que no te tire al suelo. Ese día normalmente no llega solo, sino que se produce la tormenta perfecta en tu cabeza para que no solo dudes de tus objetivos, sino que terminas hasta dudando de ti, de tus capacidades; y terminas con ese pensamiento letal de: “quizás me he hecho ilusiones con unos objetivos que yo no puedo alcanzar y la vida es una mierda”. Bien, pues cuando ese día recibas la bofetada piensa que no estás solo, que estás junto con todos nosotros, los que también recibimos la misma bofetada, a los que también nos entraron todas esas dudas, y a los que también se nos pasó por la cabeza la idea de abandonar y volver a estarnos quietecitos. Te lo voy a repetir, no estás solo, hoy te vas a cruzar con mucha gente en la misma situación. Te aconsejo que te trates como tú tratarías a un amigo con el mismo problema, con cariño y condescendencia, intenta introducir racionalidad. No seas duro contigo mismo, hoy no, no caigas en ese error. Piensa que en la hoja de ruta para lograr tu sueño estaba escrito este día, esta época (porque esto hay veces que no dura un día, ni mucho menos). Claro, tú no lo habías escrito, el día que diseñaste tus objetivos no pusiste: “Mes 4. Derrumbarme tras no conseguir despegar”. No, no lo pusiste, pero es parte del camino, así que asúmelo como algo normal. Si fuese tan fácil despegar no te lo hubieras propuesto ni como objetivo, no podría formar parte de tus sueños. ¿Qué hacer? Una vez que has asumido que es algo normal, y que es parte del proceso, lo que tienes que hacer es ser algo condescendiente contigo mismo, recuperar fuerzas y partir de nuevo en cuanto estés un poco más entero. Sacúdete el polvo, sécate las lágrimas y vuelve a apuntar a tu diana. Acuérdate, la determinación es la segunda clave de la tríada del éxito. Piensa en Joanne Rowling, en cómo ella se encontraba al borde del suicidio y le dio por escribir… y mandó su primer libro de Harry Potter a doce editoriales, y se lo rechazaron una a una… ¿te puedes imaginar lo que sintió esa mujer? ¿No piensas que se le pasó por la cabeza al sexto rechazo que quizás su libro era una mierda? ¿que ella no valía para eso? ¿que había apuntado muy alto? Y mira ahora… su fortuna supera los mil millones de dólares. O piensa en el caso de Walt Disney, que quebró varias empresas y estuvo varias veces a punto de dejar todo porque sus producciones no tenían éxito. Podríamos citar innumerables ejemplos, lo haremos en otros post, pero ahora quiero que sepas que no estás solo, que aquí estamos para echarte una mano en ese momento oscuro, donde una nube negra distorsiona tu percepción de la realidad, y tu percepción de ti mismo. Toma aire, coge fuerzas y en cuanto te veas un poco entero sigue tu camino, estamos a tu lado. reDEFINE imPOSIBLE
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